¿Justicia? -Ni en mi propia casa-
Para un lego, es perturbador el ejercicio judicial cuando se abre el telón y va descubriendo el prolijo despliegue esquemático, una catarata de providencias, autos y sentencias, donde algunos magistrados desde posiciones de inmensa autoridad, confundiendo súplicas con plegarias se comportan como deidades. Instalados en la soberbia, desde su solemne pedestal, se perciben ausentes de empatía, incongruentes y arbitrarios, represivos, autoritarios y déspotas, abstraídos del dictamen de cualquier crisol de opinión pública, lo que les resta verosimilitud y credibilidad. Si a esto, le añadimos la multitud de fallos sucesivos que van de un extremo a otro: primero inocente, luego culpable, y de nuevo inocente… Y que esto, no es en absoluto excepcional, pues está sucediendo, que ante comportamientos iguales y normas iguales, las sentencias son contradictorias. Lo que autoriza al estupefacto profano, a tildar de escándalo juridico, pues el sembrado de confusión, frustración, inseguridad y desconcierto, le propicia desconfianza y descrédito hacia el sistema judicial.
E juez no entiende de privilegios, está sujeto a la ley porque la ley lo hizo juez, si no lucha contra la injusticia, contra la insolidaridad social, se niega a sí mismo.